La crónica en 140 caracteres


Me hubiese encantado participar del Taller de Crónica organizado por el FNPI que ofreció Julio Villanueva Chang en Bogotá. Como estuve muy, pero muy lejos de poder hacerlo, tuve que conformarme con seguir los detalles en Twitter. Dejo aquí algunas definiciones del maestro sobre la crónica y los cronistas, que los alumnos supieron transformar en máximas que no excedieron los 140 caracteres:

Una historia es como un poliedro y la ambición de la crónica es contar la mayor parte de las caras de ese poliedro.

Un cronista es un arqueólogo de la novedad, escarba en lo que fue novedoso en su momento.


Decir en la crónica dónde pasan las cosas es insuficiente: confundimos nombre con escenografía.

Es importante caracterizar los nombres. El cronista lucha para que el lector no olvide a los personajes.

Un título que suena bien pero que sirve para varias historias diferentes, es un mal título.

Debemos aprender a decir más con menos palabras.

El cronista es un cazador de paradojas: ilumina algo o a alguien en el texto y a la vez muestra cuál es su sombra.

Cuando un relato es muy bueno termina secuestrándote en su lógica y no terminas extrañando nada de la historia.

Escriban la cónica como si el público no supiera de qué se habla; así se hace universal.

El título es el anzuelo y el subtítulo es el ancla.

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