Añoranzas y relaciones


Don Anselmo siempre había vivido en el mismo lugar: un ranchito de una única habitación en la costa del río, sobre una buena loma, entre la arena y el monte. El viejo era pescador de oficio y cuentacuentos de pasatiempo. La urbanidad lo fue rodeando mientras recorría los espineles y exageraba las historias. Chalets, casas, casitas, caserones y pavimentos brotaron en el paisaje, y un buen día el municipio decidió que el rancho del viejo desbarataba la espléndida panorámica que la ciudad preparaba con esmero para sus turistas.

De acá no me sacan ni muerto fue la respuesta del viejo cuando le propusieron echar abajo el rancho y mudarlo a una casa de barrio, lejos del río. Sin embargo otras muertes consiguieron cumplir con eficacia los asépticos planes municipales. El viejo juntó sus cosas el día que su nieto adolescente se rajó un tiro de escopeta en el rancho. Fue suficiente fantasma para el desalojo.

Desde la ventana de la nueva casa no se veía ni una pizca de río, ni de isla, ni de pájaro. Sin nada para mirar, Don Anselmo no encontraba razones para cruzar la puerta y se dejaba envejecer a oscuras. Sólo volvió a salir un día: la mañana en que olfateó el camalotal y la marejada. Mucho le costó creer lo que veía.

La mayor creciente en décadas, dijeron las FMs mientras Don Anselmo se reía mojándose los pies en el agua que se arrimaba al patio de la nueva casa. A todo el mundo contaba que el río lo había venido a buscar.

7 comentarios:

* | 29 de enero de 2010, 6:12

qué micro gran historia triste

LORD MARIANVS | 29 de enero de 2010, 8:48

Si el río me viene a buscar me dejo llevar en el primer camalote que vea. Muy linda historia.

María Elena Sánchez | 29 de enero de 2010, 17:38

Muy linda historia muy bien narrada. Genia.

Anahí | 31 de enero de 2010, 9:40

Violeta, Marianvs & Maletita: gracias por pasarse siempre por estas pampas! Me alegra que les haya gustado la historia, entre lo fact y lo fict...

Ariel | 5 de febrero de 2010, 9:43

Muy bueno

Anónimo | 6 de febrero de 2010, 6:59

Es de tu autoría? Me ancantó Ani!!!! Yo tambien quiero que mi río Uruguay me venga a buscar. Lo despedí con mucha tristeza este verano. Besos. Inti

Anahí | 12 de febrero de 2010, 19:06

Ariel: bienvenido a esta encrucijada

Inti: sí, es mío... no voy a andar robando textos sin citar, che!!! ¿El Uruguay? No, el Uruguay no es un río, es un cielo azul que viaja... ¡Gracias por pasarte seguido por acá!

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