El Say No More, el Say No More... fue lo más lindo del mundo



Parece que lo que me dijo la Chechu en una entrevista para otra nota era muy cierto: Charly se transforma en los recitales. Hay un García muy diferente para las cámaras, con poca movilidad, quizás lento y un poco decrépito. Pero el que se sube al escenario tiene otra energía.

Anoche me tocó verlo en Rosario. Lo ví desde muy cerca, como nunca había visto ningún recital. Estaba Charly, su piano, algunos fotógrafos, un seguridad, la valla, un par de fanáticos y yo. Suena como una larga enumeración, pero la verdad es que no estaba a más de 15 metros del músico. Podía ver muy bien cómo esos dedos, que ya son íconos del rock argentino, abandonaban las teclas para dirigir a la banda en cada final de tema. Y podía ver, sobre todas las cosas, cuánto disfrutó de tocar allí.

Para ser sincera, la información de quiénes iban a ser los invitados especiales de la noche me había llegado demasiado pronto. No obstante, eso no arruinó mi sorpresa. La presencia de los músicos amigos se cuenta entre los momentos más emotivos del show. Confieso que yo canto muchísimo en los recitales. De hecho, que a alguien que le gusta disfrutar un show escuchando plácidamente le toque estar al lado mío le debe resultar una experiencia mortificante. No diré que fui a todos los recitales a los que me hubiese gustado, pero cargo con varios en mi haber. Y juro que nunca, nunca, canté a los gritos como anoche.

“Te apuesto 10 mil dólares a que arranca con El amor espera”, le dijo un pibe a un pelado que estaba cerquita mío. El pelado aceptó, porque él estaba convencido de que Charly empezaba con Nos siguen pegando abajo. Pero hay que tener agallas para cerrar una apuesta con alguien que tira semejante cifra. Evidentemente el pibe algo sabía, y no estaba errado con los datos. Así arrancó el show, a las nueve y media de la noche -con el vientito costero que siempre se necesita en un recital- y terminó a las doce en punto, cuando, después de haber vuelto un par de veces a escena, Charly lanzó un “bueno, listo, me voy” y, para ese entonces, a nosotros ya no nos quedaba voz.

Enlisto aquí debajo los mejores momentos que ocurrieron en esas dos horas y media de recital en el Hipódromo de Rosario el 05 de diciembre de 2009:

• “Olé olé olé olé, Nito, Nitoooo” coreó la hinchada SayNoMore cuando Charly invitó a Mestre al escenario. Con todas sus canas, el dúo de Sui generis sonó hermosísimo cantando Cuando ya me empiece a quedar sólo. Doy fe de que más de una lágrima rodó por el campo.

• El segundo invitado de la noche llegó en representación “de la rosarineidad”, dijo García. Era Fito Páez que, después de un largo abrazo, se sentó al piano con una sonrisa de oreja a oreja. “Che, no me acuerdo de la letra de mis propias canciones”, se rió Charly mientras pedía a sus ayudantes que le acercaran una hojita con el poema –sí, el poema- de Desarma y sangra. Ahí lo vi a Fito extasiarse con los solos de piano, que Charly dirigía desde enfrente con batuta invisible. Sonó precioso.

“Say No More necesita cantito nuevo”, se quejó García risueño después de bailotear el final de Cerca de la revolución mientras Lizarazu entraba en trance en su esquinita personal del escenario.

• Hilda se comió el show. Saltó, bailó co-mo-lo-ca, revoleó panderetas, se sentó al piano con Charly, lo sacó a bailar y hasta jugaron teatralizando algunas canciones. Increíble la energía de Lizarazu.

• Charly tocó el piano con sus zapatos de charol lustrado. Y, por supuesto, fue el que cerró y apagó la luz.

• Fito y Nito volvieron juntos para cantar varios temas más. Canción para mí muerte fue, para mí, el mejor momento de todo el recital. Gritamos como nunca y se sentía en el público una energía demoledora. Descubrí que la conexión de Charly con su gente es tremenda. Después tocaron juntos No se va a llamar mi amor. Era evidente que el grupo estaba muy feliz por lo que estaba pasando. García saltó y bailó todo el tema.

• “No se vaaaaa y Charly no se vaaaaaaaa”, fue el cantito que obligó a los músicos a volver después de más de diez minutos de escenario sin luces. El regreso fue increíble: Los dinosaurios y Mr. Jones, con la banda sonando al máximo y el público agitando.


No se podía pedir más. Dicen los que lo vieron también en Velez (es decir, cuenta la leyenda…) que el recital de Rosario fue “más zarpado”. Yo, que no lo vi en Buenos Aires, puedo decir que lo sentí a Charly muy feliz y que nunca en mi vida había visto a una banda disfrutar tanto arriba del escenario. Creo que finalmente entendí por qué el Say No More, el Say No More es lo más grande de la nación…

……………………

De yapa: si compartís o no compartís mis impresiones, el micrófono de los comentarios está abierto. Pero, si lo que te gusta es gritar, desenchufá el cable del parlante…

8 comentarios:

Anónimo | 6 de diciembre de 2009, 19:16

Impresionante el recital de anoche, Ana, que bueno que lo hayas visto desde tan cerquita!!!
Muy linda tu crónica también, pero el recital supera todas las palabras!
Seba Bonifacino.

Anahí Lovato | 7 de diciembre de 2009, 5:29

Hola Seba! No sabía que también andabas por esos lares! Este artículo no pretende reemplazar a ninguna experiencia vivida en cuerpo y alma en el show. Aquí valdría la frase "un recital vale más que mil palabras", jejeje. El otro día escuché a alguien que hablaba de otro show y decía: "es una experiencia por la que todo ser humano debería pasar". Bueno, creo que éste fue uno de ellos. Y, por lo que han dicho quienes estuvieron el viernes viendo a Spinetta, ese también se sumaría a la lista...

Anónimo | 8 de diciembre de 2009, 11:48

Jaja, yo estoy en todos lados!!!
Si, escuche algo de lo de Spinetta, tocó toda la noche parece!
Se que tu articulo no pretende reemplazar la experiencia, fue sólo un elogio doble a tu crónica y al recital!
Besos.
Seba.

* | 9 de diciembre de 2009, 12:47

Ana querida, tengo dos amigas que fueron a ver a Charly, una a BA y otra acá. Seguramente haya estado mejor el espectáculo de Rosario, sobre todo, porque allá les tocó una noche de lluvia y frío donde tuvieron que suspender partes del show. El sábado era una noche espectacular. Creo que lo único bueno que debe haber hecho Palito fue haber resucitado a este tipo.

Es cierto lo de los recitales. Me comentaron que el de Spinetta estuvo muy bien...lo respeto pero me aburre mucho. Al último que fui fue el de Aristimuño y cada vez que voy a verlo me gusta aun más cómo suena esa banda.

Beso!

Anónimo | 9 de diciembre de 2009, 14:32

Ani, me quedé mal por no haber podido ir al reci, y leer tu articulo hizo q este sentimiento vaya in cresendo, jaja.Se me pianto un lagrimón! Suerte y dale para adelante, ta bueno el blog. Besos.
inti.

Anahí Lovato | 9 de diciembre de 2009, 20:03

Violeta: todo el mundo habla del tal Aristimuño, así que no me quedará otra que escucharlo, por efecto cognitivo de agenda-setting...

Intucha: disculpá que meta el dedo en la llaga, pero te perdiste un flor de recital! Gracias por la buena onda del comentario!

* | 14 de diciembre de 2009, 17:51

jaj, no seas antigua. con ese criterio miramos a marcelo :P
raro que no hayas ido, es onda buscaglia,del estilo de...drexler, johansen.

Anónimo | 24 de marzo de 2010, 15:38

Uy, pasados unos meses, reviví el recital :). Gracias a la crónica por existir. Y naturalmente, gracias a vos por escribir la tuya, siempre hay algún detalle que huye de la memoria propia y la complementa otro.

Si hay algo que no me voy a olvidar de esa fecha en el Hipódromo es de un Charly medio quieto, medio triste, que, presentando "Llorando en el espejo", dijo bajito: "Esta es una canción que cuenta lo que me está pasando ahora también". Cuánta angustia la de ese instante, en él y en mí. Pero por suerte, hoy trata, hoy desintegra con un blues su oscura prisión. Y ojalá haya maestro para rato :)
Un abrazo Anahí :)

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