Periodismo y redes sociales: la interactividad sigue siendo el gran problema

Tras el primer webinar (taller virtual) sobre Periodismo y Redes Sociales desarrollado por la FNPI, nos tocó a los talleristas la tarea de revisar lo que los medios están haciendo actualmente en la redes. ¿De qué modo se apropiaron de ellas? ¿Cómo integran la actividad de sus lectores en sus portales de noticias? ¿Qué vínculos establecen con sus audiencias? ¿Consideran el contenido generado por los usuarios de las redes como fuente de información? A estas y otras cuestiones hube de prestarle atención mientras revisaba cómo dos medios argentinos habían cubierto –vía redes sociales- una noticia trascendental en la agenda mediática de los últimos días: la aprobación en Cámara de Diputados de la ley que permite el matrimonio y la adopción gay.



Primer caso: lanacion.com.ar


Comencé por analizar la actividad de lanacion.com, la versión digital del mítico diario argentino La Nación, con más de 100 años de historia. Entre sus propuestas en la red, La Nación tiene una cuenta de Twitter donde publica algunas de sus noticias. Según pude notar en su timeline, el medio publica tweets con una frecuencia de uno por hora y su contenido es, exclusivamente, enlaces a noticias publicadas en el portal del diario. Algunos links incluyen el titular de la nota y otros, en cambio, proponen una pregunta, intentan atraer al lector generando una duda, una incógnita, movilizando la curiosidad y el deseo por encontrar respuestas al interrogante planteado.

En ciertas oportunidades se registran entre los tweets apelaciones directas a los lectores, del tipo “Mirá el video de”o “Escuchá lo que Maradona dijo sobre”. Sin embargo, en ningún caso se puede observar interactividad con ellos en la red social. No existen respuestas ni retwitteos: el mensaje del diario es siempre la redirección hacia su contenido. En definitiva, si fuera necesario responder a la pregunta qué hace lanacion.com en una red como Twitter deberíamos afirmar que sólo se dedica a depositar links. Los periodistas responsables de la cuenta del medio no interactúan, no dialogan, no comparten con sus lectores otra cosa que no sea enlaces a su propio sitio.

Pues bien, analicemos particularmente el modo como el diario llevó a cabo la tarea de informar acerca de lo ocurrido el miércoles 05 de mayo en la Cámara de Diputados de Argentina. Para esa jornada, en el timeline de @lanacioncom se verifica una única mención al asunto que consigna, por supuesto, el enlace a la noticia:



Más allá de la escasa promoción que el medio hizo con ese contenido en la red, en el artículo hacia donde el tweet dirigía a sus lectores el diario decidió incluir, al final de la nota, un widget que recogía todos los mensajes publicados en la twittósfera bajo el hashtag #matrimoniogay. De este modo, La Nación procuró integrar a la noticia de sus redactores la información que los lectores estaban produciendo en sus comunidades. Reconociendo, probablemente, que la actualización de la información desde su sala de redacción no podía siquiera acercarse a la velocidad de las conversaciones “en tiempo real” que se producían en Twitter, el diario optó por “levantar” en sus sitio todos esos mensajes y aprovechar, de este modo, fuentes de información no tradicionales en su cobertura del acontecimiento.



Si, tal como se propuso en el webinar, hoy “los usuarios generan información y realizan una tarea en el medio que antes hacían exclusivamente los periodistas”, en el caso de lanacion.com el aporte de las audiencias se sube directamente al sitio y gana terreno en el espacio que antes ocupaba solamente la noticia periodística. Los contenidos producidos por los lectores en otros sitios comienzan a cobrar relevancia en el medio. Efectivamente, “la noticia no termina cuando se publica: continúa en las redes sociales y en los comentarios del público”.


En cuanto a la arquitectura digital de la noticia, el diario utiliza etiquetas para organizar la información y agrega una serie de botones que le permiten a los lectores interactuar con el artículo. Aparece allí la opción de “Publicar en su sitio”, votar (la nota recogió 62 votos) y compartir vía Facebook y Twitter. También se incluye un espacio de comentarios que, hasta el momento, contabiliza un total de 442 comentarios.

En relación al uso que Facebook hace del medio, a pesar de que ésta es la red social más difundida en Argentina, no pude localizar cuentas de usuario, grupos ni páginas de fans creadas por el diario para compartir su contenido. Existen sí algunos espacios armados por iniciativa de los propios lectores, pero nada hacen allí los periodistas del medio.

Segundo caso: ambito.com

A diferencia de La Nación, el diario ambito.com no tiene cuenta en Twitter. Tampoco hace uso de ninguna aplicación de Facebook. Sin embargo, en la publicación de la noticia en el portal puede observarse la aparición de algunos botones que facilitan a los usuarios la tarea de compartir el contenido.



Entre los botones para redes sociales, aparece la posibilidad de compartir el artículo en Facebook y MySpace y se agrega la opción de utilizar marcadores sociales y otras plataformas de indexación de contenidos. Sin embargo, el botón de Twitter brilla por su ausencia. Indudablemente, ambito.com no considera que sus lectores estén compartiendo sus datos allí. Seguramente por ello no la toma en cuenta en su estrategia de social media.

Por otro lado, en cuanto a la organización de la información, ambito.com también usó tags para almacenar la noticia y facilitar las búsquedas relacionadas.

Si bien es incierta e inexacta la determinación de causas y consecuencias para una revisión como la que este artículo propone, es interesante observar que, para una noticia que generó un gran volumen de intercambio de opiniones en las redes, ambito.com sólo pudo cosechar en su sitio una decena de comentarios, mientras que en lanacion.com –que utiliza las redes sociales como fuente de información y como medio para difundir sus artículos- los comentarios superaron los 400.

Otros aportes

En el Rosario BlogDay del año pasado, Darío Gallo expuso sobre la estrategia de medios sociales de perfil.com. En esa oportunidad, explicó que a los encargados de la cuenta de Twitter el diario les indicó tres reglas básicas de trabajo en esa red: no invadir, responder y editar. La primera regla busca evitar que el medio bombardee con tweets a sus lectores, llenando sus timelines y propiciando la pérdida de seguidores. La Nación cumple correctamente con esta premisa, puesto que twittea, de forma espaciada, un promedio de 10 mensajes diarios.

La segunda premisa de perfil.com implica interactuar con los lectores. Según lo que me permitió saber TweetStats (una herramienta para monitorear cuentas de Twitter), el porcentaje de respuestas de @lanacioncom es menor al 2%, mientras que los RTs no llegan ni al 0,5% del total de tweets publicados. Claramente, la interactividad no se cuenta entre los objetivos de sociabilidad del medio.

Por último, Darío Gallo entiende que una de las funciones más importantes de los responsables de cuenta de Twitter de perfil.com es la de ser editores, es decir, reconocer qué noticias pueden llegar a interesarle a los miembros de su comunidad. Estimo que la preocupación por esta cuestión está presente en la redacción de La Nación, puesto que el diario no twittea la totalidad de las noticias que publica en su portal sino que realiza primero una selección que, imagino, se basará en los intereses de su audiencia.

A modo de conclusión

En definitiva, los dos casos analizados en este post hablan a las claras del crecimiento del espacio que ocupan las redes sociales en los medios de comunicación tradicionales. No obstante, los directores y periodistas de esos medios no han sabido resolver todavía los dilemas que les plantea la condición de interactividad de la web 2.0. Mientras las audiencias desean, cada vez más, entrar en diálogo con los medios, muchos de ellos parecen seguir pensando la producción, la circulación y el consumo de la información desde la vieja lógica de la asimetría comunicativa que separa a autores y lectores.

3 comentarios:

Aleks | 12 de mayo de 2010, 11:07

Muy interesante el post Anahí.

En México, el diario Reforma sobre todo es quien más se parecería a lo que está haciendo La Nación ya que constantemente ya también incluye directamente los "tweets" o "hashtags" de los cibernautas sobre cierto tema directamente en su Sitio.

Eso sí, tanto ese diario como la mayoría de los medios mexicanos, no cumplen mucho tampoco con la "regla" de responder y su interacción en ese sentido en redes sociales es mínima.

Me gustó mucho el blog. Está muy interesante.

Anahí | 12 de mayo de 2010, 17:37

Tengo la sensación de que muchos medios están en las redes sociales sólo porque "creen que deben" y no porque hayan reflexionado sobre su estrategia de comunicación y lo hayan sentido como una necesidad. Si no se detienen a pensar en las potencialidades de las redes, dificilmente puedan hacer un uso efectivo de ellas. Muchos están pensando todavía que las redes son una suerte de "herramientas de publicidad".

Me parece que, en estos asuntos, lo importante es experimentar y aprender sobre la experimentación. Dificilmente pueda aportarle algo al medio el hecho de crear cuentas "porque la competencia está en Twitter o en Facebook". Cuando las cosas se hacen "porque sí", sin ningún tipo de compromiso por la tarea, se nota...

lauri | 12 de mayo de 2010, 19:49

Tal cual. Los medios tradicionales siguen con las mismas lógicas de siempre. Es como si rehusaran a incorporar estas posibilidades. Y los que las incluyen, hacen lo que decís, las "usan" porque hay que hacerlo, porque las piensan como publicidad. Me llama mucho la atención los que usan Twitter para eso...la verdad que no los comprendo.

Y todo eso no pasa sólo con FB y Twitter, fijate que los que tienen blogs tampoco responden los comentarios. (hablando siempre de generalidades)

Es imposible que compitan con Internet si continúan con ese comportamiento lineal.

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