Una cronista en la Feria de Ciencias
La Feria de Ciencias tiene sus personajes eternos. Al menos acá, en Santa Fe, la provincia es chica, el corazón es grande, y todos los años hay caras y escuelas y alumnos y temas que se repiten. Y si no, se repite el universo simbólico que todo participante experimentado aprende a desentrañar. O cree saber desentrañar, y saca conclusiones exageradas, sobreinterpretadas, fabuladoras, y entonces los presagios se trastocan.
La cosa es así: resulta que esta cronista pasó seis años de su vida en las intrincadas redes del mundo feriadeciencil (a partir de este momento queda pomposamente inaugurado el neologismo) y no termina de sacar un pie de allí dentro. Por eso estuvo esta semana tomando mates entre los stands de la Industrial Superior de Santa Fe, y le dio un poco de nostalgia, lo confiesa. De paso, aprovechó también para mirar con el ojo de afuera cómo se ve el asunto cuando no se es alumno y no se está desesperado por adivinar quiénes son tus evaluadores y cuánto falta para la merienda.
Hay que reconocer que la Feria de Ciencia y Tecnología Juvenil (más conocida como “la Feria de Ciencias”) es una buena excusa para que los chicos de primaria/secundaria experimenten el proceso científico de producción de conocimiento. Preparar un proyecto para presentar es una tarea ardua: lleva muchísimas horas de trabajo, y generalmente son extracurriculares. Sí, la cronista está diciendo que los chicos trabajan investigando, por voluntad propia, fuera del horario de la escuela. Sí, son los mismos chicos que suelen ser sujetos de predicados como “se pasan todo el día con el mp3, el celular, el msn”, “se drogan”, “están perdidos” y otros lugares comunes que todo el mundo repite. Generalizaciones que alcanzan a cualquiera y no le caben a nadie.
Pero el asunto funciona también porque hay docentes que se comprometen con su trabajo y hacen por sus escuelas y sus alumnos mucho más de lo que se puede hacer frente a un escritorio en una hora cátedra. (Digresión metaperiodística: aquí la cronista estuvo tentada de decir “resignan horas de su vida”, pero está convencida de que no hay resignación en ese trabajo, más bien cree que hay deseo y alegrías, y sostiene también que conoce muy bien a la gente de la que habla).
En fin, en la Feria de Ciencias los chicos plantean problemas, formulan hipótesis, recolectan y analizan datos, concluyen, discuten, exponen, redactan informes, ordenan carpetas de campo, fichan textos, hacen entrevistas y encuestas, tabulan datos, experimentan en el laboratorio, construyen, indagan, escriben un diario, aprenden metodología, defienden sus inferencias. Y en medio de todo eso disimulan el temblequeo ante los jurados, salen corriendo a contarle al asesor qué les preguntaron, qué les dijeron, si les sonrieron o torcieron la boca, se preocupan por que el stand sea más atractivo que el del vecino, hacen amigos, se pasan correos y números de teléfono, bailan cumbia en todas las cenas, aprovechan todos los paseos, pasan la noche sin dormir, sacan cientos de fotos… y sobreviven para contarlo. Y, si además de eso, clasifican a la Nacional, entonces es otra historia: darán, mínimamente, una vuelta olímpica alrededor de la escuela anfitriona y correrán al telecentro de la esquina a llamar a casa y gritarle a la abuela “ganamos, ganamos”. Si sucede lo contrario y descubren que un evaluador, no-se-sa-be-por-qué, les bajó 10 puntos en carpeta de campo, 5 en hipótesis y otros tantos en expositores y stand, entonces se volverán a sus pueblos/ciudades/parajes/barrios mascullando bronca y hablando de injusticias por un tiempo, hasta que el reloj de la Feria vuelva a dar la vuelta completa y las esperanzas se renueven y vuelva a moverse la pesada maquinaria de una nueva investigación.
La experiencia de esta cronista en Ferias Provinciales de Ciencias le permitió reconocer algunas particularidades recurrentes en Santa Fe. Por ejemplo: para sorpresa de muchos, la Regional más populosa y más competitiva es la de Reconquista. En toda la provincia, se presentan mucho más trabajos de Ciencias Sociales que de Ciencias Exactas. Aunque tengan más posibilidades de clasificar, los trabajos individuales son muchos menos que los grupales. En al área Ciencias Naturales la preocupación por solucionar problemas medioambientales es una constante. Y en los últimos años creció el número de trabajos que se ocupan de nuevas tecnologías y redes sociales. (Dato curioso: a la cronista le pareció que una buena parte de estos últimos trabajos estaban encarados desde una perspectiva bastante tecnofóbica, que quizás coincida más con las turbaciones de los docentes trasladadas a los alumnos que con las propias prácticas de los adolescentes. De todas maneras, la cronista espera dignamente equivocarse, puesto que estas apreciaciones se deben más a su instinto tecnofílico que a cualquier pretensión de objetividad que debiera resguardar).
Pasó una nueva Feria en Santa Fe y esta cronista ya pintó su improvisada acuarela. No le queda más que esperar que el próximo año la encuentre otra vez deambulando entre los stands y exigiéndole a algún expositor desprevenido: “¿me contás de qué se trata tu trabajo?” mientras el chico refunfuña y la odia un poco.
De yapa:
Trabajos ganadores de la 23º Feria Provincial de Ciencia y Tecnología Juvenil – Santa Fe – 2009
"Bioensayos de toxicidad al detergente, al dodecilbencenosulfonato de sodio y al hipoclorito de sodio del crustáceo del género Simocephalus" - Escuela de Educación Técnica Nº 457 de Helvecia
"Cuarto eje de Fresadora CNC"- Escuela Industrial Superior de Santa Fe.
"Iluminar: un problema que necesita luz", Escuela de Educación Técnica Privada Incorporada (Eetpi) Nº 8.013 "San José", de la ciudad de Rosario
"A que no T-π-K", Eetpi Nº 8.180 de Casilda
"Siguiendo las huellas del Sol", Escuela Primaria Privada Nº 1.345 de Pujato.
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